Existe una imagen opuesta del mundo si se observa qué países y personas causan y han causado la catástrofe climática (los más ricos, los más culpables), y cuáles no han contribuido al problema, ni se han beneficiado de nuestra economía rica en carbono (los más pobres, los más afectados). El cambio climático se desarrolla a través de líneas coloniales y racistas, entre naciones y dentro de una nación. Los causantes de la crisis no sufren sus consecuencias -al menos todavía- y los que no la causaron, son los que más sufren. Con datos exhaustivos y convincentes, este libro es imprescindible para cualquiera que se preocupe lo más mínimo por la justicia social. Las cifras son desgarradoras, pero la información es el primer paso para ayudar.